Diagnóstico de la arritmia
El médico le hará preguntas sobre los síntomas y le examinará. También puede preguntarle acerca de su historial médico.
Le puede remitir a un cardiólogo, un médico que se especializa en la identificación y tratamiento de enfermedades cardíacas y de los vasos sanguíneos.
Su médico puede hacerle pruebas, entre ellas:
- Análisis de sangre.
- Un electrocardiograma (ECG): mide la actividad eléctrica del corazón para saber cómo está funcionando.
- Un control por monitoreo de su actividad cardíaca durante 24 horas (ECG ambulatorio): mide la actividad eléctrica de su corazón durante 24 horas.
- Un estudio electrofisiológico: determina si tiene vías eléctricas adicionales en su corazón que puedan ser la causa de un ritmo cardíaco anómalo.
- Un ecocardiograma: utiliza el ultrasonido para ver la estructura de su corazón, las válvulas y la acción de bombeo.
- Un ECG de esfuerzo: puede ver si hay algún otro problema con su corazón y puede desencadenar ritmos cardíacos anormales.
¿Qué son las arritmias?
Se conoce como arritmia cardiaca cualquier trastorno que hace que el ritmo del corazón sea anómalo. Los latidos se producen como consecuencia de unos impulsos eléctricos que permiten que las cavidades del corazón –las aurículas y los ventrículos– se contraigan de forma adecuada, sincrónica y rítmica. Se considera una frecuencia cardiaca normal la que se encuentra entre los 60 y los 100 latidos por minuto.
Causas
Las causas de las arritmias son muy diversas. Estos son algunos de los factores que explican su aparición:
Envejecimiento
Muchas arritmias están vinculadas al envejecimiento. «Con el envejecimiento, el sistema que crea los impulsos del corazón también envejece y se producen trastornos que hacen que lata más despacio«, explica Jiménez Candil. Con la edad aumenta, asimismo, la frecuencia de arritmias rápidas, en las que el corazón late más deprisa de lo normal.
Factores de riesgo cardiovascular
Los factores de riesgo cardiovascular clásicos influyen en la aparición de arritmias. La hipertensión, la apnea del sueño, la obesidad y la diabetes son algunas de las enfermedades más vinculadas a alteraciones del ritmo cardiaco.
Enfermedades estructurales del corazón
Ciertas enfermedades que afectan a la estructura del corazón, como el infarto de miocardio o la cardiopatía valvular, pueden llevar a un mal funcionamiento del corazón y a que, en ciertos casos, se generen arritmias.
Genética
Algunas personas nacen con una predisposición genética a tener arritmias. Son personas con cardiopatías familiares.
Sin causa conocida
Cuando no se consigue identificar la causa se habla de arritmias idiopáticas.
Síntomas
Las manifestaciones clínicas dependen del tipo de arritmia. Pueden ser variables, yendo desde arritmias sin ningún síntoma hasta otras que provocan repercusiones muy importantes. Los principales síntomas son:
Palpitaciones
En condiciones normales el latido del corazón no se percibe. La percepción de que el corazón late se conoce con el nombre de palpitaciones; las palpitaciones no siempre indican una situación patológica ni significan que haya taquicardia.
Síncope
Algunos afectados pueden experimentar mareos e, incluso, síncopes. Se conoce con el nombre de síncope a la pérdida relativamente brusca de la conciencia. Se caracteriza por la recuperación espontánea en un corto periodo de tiempo. Algunos síncopes pueden ser debidos a arritmias lentas (bradicardias) y otros a las rápidas o taquicardias.
Fatiga o cansancio
Intolerancia al esfuerzo, cansancio, fatiga, sensación de ahogo al caminar, dolor torácico… son otras posibles manifestaciones de algunas arritmias.
Muerte súbita
La muerte súbita es la parada cardiaca que se produce de forma inesperada y repentina. Se desencadena principalmente por una arritmia cardiaca, especialmente fibrilación ventricular, pero también taquicardia ventricular y, con menos frecuencia, bradicardia.
Prevención
Entre las medidas que pueden adoptarse para evitar la formación de las arritmias destacan:
- Reducir el consumo de azúcares y grasas para reducir la hipercolesterolemia y diabetes.
- Realizar deporte de forma regular.
- No fumar.
- Evitar el alcohol.
- Controlar y reducir los niveles de estrés.